Y sí, llega el día en el que me siento ajena...aunque últimamente está llegando más de lo normal. (Aunque no sé que podría calificar como "normal")
Me siento tan ajena como cuando los hermanos le dicen a uno esa maldad de "Es que vos sos adoptada, mi mamá te recogió de un canasto que encontró en el mercado" y uno inocentemente lo cree.
Me llegó a mí. Me llegó el día de sentir que vivo con extraños, que no los conozco y no me conocen. Me llegó el día de sentirme sola aunque esté rodeada de gente. Me llegó el día de querer mandar todo al demonio. Me llegó el día no sentir remordimiento por eso. Me llegó el día en el que la indiferencia no es tan fingida.
Es como esa canción vieja que dice algo así como "No soy de aquí, ni soy de allá", porque a pesar de tener tanta gente a mi alrededor siento que no pertenezco a nada, pero sé que SOY, que importo y valgo, aún con mis rarezas.
¿Crisis de adolescente? mmm...ya estoy algo vieja para crisis adolescentes. ¿rebeldía? mmm...esa ya la consideré y no, es más bien indiferencia pura, de la peor clase (He tenido buen maestro estos últimos meses), de esa que lastima a todos sin excepción (bueno, a menos que sea tan indiferente como yo) pero que, inevitable y obviamente, me da lo mismo.
¿Cómo llegué a esto? Diría que son meses, años de práctica...si las palabras lastiman, mejor no las escucho, si los actos hieren, mejor no los veo...
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