viernes, 17 de octubre de 2008

¿Cómo te lo explico a vos?

¿Cómo te lo explico a vos? A vos que, pareciera, nada te interesa. ¿Cómo te explico que el punto no es mi indiferencia? ¿Cómo te explico que el verdadero punto es la tuya? ¿Cómo te explico cuánto he tratado que esta situación y este contexto no me importen? ¿Cómo te explico que por vos he cambiado miles de cosas, he dejado muchas y he hecho otras que jamás imagine? ¿Cómo te hago entender que me importas?

Hoy nos peleamos, no la primera vez, pero si la primera que siento que te importa...¿Sabés cuál es la cuestión? Que yo no sé pelear...puedo pelear con cualquiera y ser indiferente y necia, pero no con vos, porque sé que terminaré cediendo, no por debilidad ni por ningún enfermo motivo, sino porque, simplemente, si me pongo a pelear corro el riesgo de perder(te) y aún no estoy lista para perder (aunque eventualmente sé que terminaré perdiendo)

Y sí, tenés razón hace tiempo que estamos en que nos vemos y no y pareciera que el destino se encargara de que no nos veamos...tres semanas, largas, raras y en las que no he conseguido definir cómo me siento porque sé que te quiero y que te extraño, pero también sé que verte me provoca un desazón increíble, un temor indescriptible y un resto de sentimientos, emociones y sensaciones extrañas en mí que, desde hacía mucho tiempo, nadie había provocado...
Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte.
Tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte.
Tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte.
o sea,
resumiendo
estoy jodido
y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también

viceversa.

viernes, 10 de octubre de 2008

"Las ganas que quedan se marchan con vos"
Ojalá y fuera así de fácil la cuestión, te vas y se acaban las ganas de verte, de quererte, de estar con vos...

domingo, 5 de octubre de 2008

La carta que no vas a leer


"Autoprotección", así le decís a tu incapacidad para aceptar tus sentimientos, para justificar tus cabronadas y para explicar tu miedo a sentir algo por alguien...

Sos un buen maestro, eso tengo que aceptarlo, sos un buen maestro enseñando a los demás los "beneficios" de la insensibilidad y la indiferencia. Algo he aprendido y de algo me ha servido.

Preguntás que para qué me ha servido...¡Qué facil la respuesta! Me ha servido para no demostrarte lo que me importas, para no demostrarte que tus tonteras me afectan, que cuando nos peleamos me duele, que tu indiferencia me lastima y para demostrarte que de los dos...yo aguanto más.

Decís que todo me "pela", no, no me pela...Pero ¿te has preguntado siquiera si demostrarte que me importa sirve de algo? Yo sí me lo he preguntado, muchas veces de hecho, y creo que si te demuestro que me importa o cuánto me importa (o importaba, ya no sé) vos te vas a alejar... y eso no sólo me importa sino también me da miedo...Me da miedo porque a lo largo de todo este tiempo me he acostumbrado, me he acostumbrado a tus rarezas, a tus insensibilidades, a tu libertad, a nuestra libertad, tal vez hasta podría decir que me he acostumbrado a vos...

Y quizá lo lógico sería que me alejara YO de vos, que no enredara más el asunto porque son muchos los motivos por los que no vamos a estar más juntos de lo que ya estamos. Y no te estoy pidiendo más de lo que me das, pero entendé que mi indiferencia con vos no es porque no te quiera, no es porque no me importe. Mi indiferencia es porque no quiero que te alejes porque, finalmente, has llegado a ser algo importante en mi vida.

Sé que no vas a leer esto jamás por eso, tal vez, es tan fácil ser sincera y decirte (finalmente) que te quiero...

jueves, 2 de octubre de 2008

La inDIFERENTE

Y sí, llega el día en el que me siento ajena...aunque últimamente está llegando más de lo normal. (Aunque no sé que podría calificar como "normal")

Me siento tan ajena como cuando los hermanos le dicen a uno esa maldad de "Es que vos sos adoptada, mi mamá te recogió de un canasto que encontró en el mercado" y uno inocentemente lo cree.

Me llegó a mí. Me llegó el día de sentir que vivo con extraños, que no los conozco y no me conocen. Me llegó el día de sentirme sola aunque esté rodeada de gente. Me llegó el día de querer mandar todo al demonio. Me llegó el día no sentir remordimiento por eso. Me llegó el día en el que la indiferencia no es tan fingida.

Es como esa canción vieja que dice algo así como "No soy de aquí, ni soy de allá", porque a pesar de tener tanta gente a mi alrededor siento que no pertenezco a nada, pero sé que SOY, que importo y valgo, aún con mis rarezas.

¿Crisis de adolescente? mmm...ya estoy algo vieja para crisis adolescentes. ¿rebeldía? mmm...esa ya la consideré y no, es más bien indiferencia pura, de la peor clase (He tenido buen maestro estos últimos meses), de esa que lastima a todos sin excepción (bueno, a menos que sea tan indiferente como yo) pero que, inevitable y obviamente, me da lo mismo.

¿Cómo llegué a esto? Diría que son meses, años de práctica...si las palabras lastiman, mejor no las escucho, si los actos hieren, mejor no los veo...