jueves, 20 de noviembre de 2008

Adiós número...(ya perdí la cuenta)

Ahora si puedo decir con seguridad varias cosas, la primera es que, por irónico que sea, terminé siguiendo un consejo que dí y que no era para mí...y que, más irónico aún, era sobre vos...fue algo así como: "¡Puta! ¡Decíle a esa pizada que se deje de chingar la vida ya con ese cabrón, que ya sabe que es una mierda!
Al final, como que me hizo eco. Y me hizo más eco aún cuando mis amigos me lo dijeron: ESCUCHA TU PROPIO CONSEJO.
La tristeza, esa sí que no la pude evitar, fue algo así como si me hubieras cortado, como ya lo dije, extrañaba tus mensajes, las mariposas y todo el resto de huecadas...

Fuimos casi nada y todo de una sola veeeez....
Y nos quedamos allí con la certeza de estar...


jueves, 6 de noviembre de 2008

El final de vos...

Hace un par de días leí algo que seguro era para vos, TE ODIO TANTO QUE HASTA SIENTO QUE TE QUIERO...y no, no lo escribí yo, pero definitivamente siento lo mismo que ella.
Lástima (o no?) que yo sea un poco más orgullosa y no te busque, porque con este frío...te extraño. Extraño tus cotidianos mensajes para saber qué hago, qué pienso, etc, extraño verte y sentirme emocionada con las mariposas en el estómago, extraño las pláticas estúpidas y más aún las que intentan ser profundas, extraños tus manos, tu olor, tu pelo...extraño tantas cosas de vos y con vos.
Sin embargo estoy tranquila, tan tranquila que yo misma me asombro. ¿Sabés porqué? Porque vos no sos solo esos mensajes, esas salidas, esas mariposas, las platicas, las manos, ese olor (TÚ olor) y ese pelo. Sos mucho más, sos tan complejo que a veces me asustas, sos tan complejo que entiendo que es mejor que te alejes aunque te extrañe y te quiera ver, en serio, sos tan complejo...
Pero sos también tan predecible, tan predecible que sé que estas con alguien mas...
¡Qué lástima! Qué lástima porque te quiero, pero también sé que me quiero más a mí y que no quiero sentirme humillada cuando me digas que no queres saber más de mí, allá vos si regresas...y allá yo si te quiero más a vos que a mí...

viernes, 17 de octubre de 2008

¿Cómo te lo explico a vos?

¿Cómo te lo explico a vos? A vos que, pareciera, nada te interesa. ¿Cómo te explico que el punto no es mi indiferencia? ¿Cómo te explico que el verdadero punto es la tuya? ¿Cómo te explico cuánto he tratado que esta situación y este contexto no me importen? ¿Cómo te explico que por vos he cambiado miles de cosas, he dejado muchas y he hecho otras que jamás imagine? ¿Cómo te hago entender que me importas?

Hoy nos peleamos, no la primera vez, pero si la primera que siento que te importa...¿Sabés cuál es la cuestión? Que yo no sé pelear...puedo pelear con cualquiera y ser indiferente y necia, pero no con vos, porque sé que terminaré cediendo, no por debilidad ni por ningún enfermo motivo, sino porque, simplemente, si me pongo a pelear corro el riesgo de perder(te) y aún no estoy lista para perder (aunque eventualmente sé que terminaré perdiendo)

Y sí, tenés razón hace tiempo que estamos en que nos vemos y no y pareciera que el destino se encargara de que no nos veamos...tres semanas, largas, raras y en las que no he conseguido definir cómo me siento porque sé que te quiero y que te extraño, pero también sé que verte me provoca un desazón increíble, un temor indescriptible y un resto de sentimientos, emociones y sensaciones extrañas en mí que, desde hacía mucho tiempo, nadie había provocado...
Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte.
Tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte.
Tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte.
o sea,
resumiendo
estoy jodido
y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también

viceversa.

viernes, 10 de octubre de 2008

"Las ganas que quedan se marchan con vos"
Ojalá y fuera así de fácil la cuestión, te vas y se acaban las ganas de verte, de quererte, de estar con vos...

domingo, 5 de octubre de 2008

La carta que no vas a leer


"Autoprotección", así le decís a tu incapacidad para aceptar tus sentimientos, para justificar tus cabronadas y para explicar tu miedo a sentir algo por alguien...

Sos un buen maestro, eso tengo que aceptarlo, sos un buen maestro enseñando a los demás los "beneficios" de la insensibilidad y la indiferencia. Algo he aprendido y de algo me ha servido.

Preguntás que para qué me ha servido...¡Qué facil la respuesta! Me ha servido para no demostrarte lo que me importas, para no demostrarte que tus tonteras me afectan, que cuando nos peleamos me duele, que tu indiferencia me lastima y para demostrarte que de los dos...yo aguanto más.

Decís que todo me "pela", no, no me pela...Pero ¿te has preguntado siquiera si demostrarte que me importa sirve de algo? Yo sí me lo he preguntado, muchas veces de hecho, y creo que si te demuestro que me importa o cuánto me importa (o importaba, ya no sé) vos te vas a alejar... y eso no sólo me importa sino también me da miedo...Me da miedo porque a lo largo de todo este tiempo me he acostumbrado, me he acostumbrado a tus rarezas, a tus insensibilidades, a tu libertad, a nuestra libertad, tal vez hasta podría decir que me he acostumbrado a vos...

Y quizá lo lógico sería que me alejara YO de vos, que no enredara más el asunto porque son muchos los motivos por los que no vamos a estar más juntos de lo que ya estamos. Y no te estoy pidiendo más de lo que me das, pero entendé que mi indiferencia con vos no es porque no te quiera, no es porque no me importe. Mi indiferencia es porque no quiero que te alejes porque, finalmente, has llegado a ser algo importante en mi vida.

Sé que no vas a leer esto jamás por eso, tal vez, es tan fácil ser sincera y decirte (finalmente) que te quiero...

jueves, 2 de octubre de 2008

La inDIFERENTE

Y sí, llega el día en el que me siento ajena...aunque últimamente está llegando más de lo normal. (Aunque no sé que podría calificar como "normal")

Me siento tan ajena como cuando los hermanos le dicen a uno esa maldad de "Es que vos sos adoptada, mi mamá te recogió de un canasto que encontró en el mercado" y uno inocentemente lo cree.

Me llegó a mí. Me llegó el día de sentir que vivo con extraños, que no los conozco y no me conocen. Me llegó el día de sentirme sola aunque esté rodeada de gente. Me llegó el día de querer mandar todo al demonio. Me llegó el día no sentir remordimiento por eso. Me llegó el día en el que la indiferencia no es tan fingida.

Es como esa canción vieja que dice algo así como "No soy de aquí, ni soy de allá", porque a pesar de tener tanta gente a mi alrededor siento que no pertenezco a nada, pero sé que SOY, que importo y valgo, aún con mis rarezas.

¿Crisis de adolescente? mmm...ya estoy algo vieja para crisis adolescentes. ¿rebeldía? mmm...esa ya la consideré y no, es más bien indiferencia pura, de la peor clase (He tenido buen maestro estos últimos meses), de esa que lastima a todos sin excepción (bueno, a menos que sea tan indiferente como yo) pero que, inevitable y obviamente, me da lo mismo.

¿Cómo llegué a esto? Diría que son meses, años de práctica...si las palabras lastiman, mejor no las escucho, si los actos hieren, mejor no los veo...

miércoles, 3 de septiembre de 2008

...y ahora qué hago con la herida?

Esa es mi pregunta de la semana...Resulta que en todos esos cursos de "formación permanente" que recibo en mi trabajo me dijeron (entre otras miles de cosas) que para ser y sentirme tranquila con mi alma debía identificar mi herida, el hecho o los hechos que habían marcado mi vida y que me habían hecho ser quien soy ahora...

Sin darle muchas vueltas al asunto encontré mi herida, aunque a la fecha no sé por qué es mi herida o por qué tontamente me aferré tanto a esa herida, durante mucho tiempo la evité, evité lugares comunes, amigos comunes (que gracias a Dios no teníamos) pero cada vez que, inevitablemente, nos veíamos era para mí el acabose. (O sea, no quería esa herida, pero definía y marcaba muchas cosas en mi vida)

Y sí, resulta que esa herida me hizo ser quien soy ahora, un poco más insensible de lo que era antes, un poco más salvaje que antes, me hizo dejar de aferrarme a las cosas o a las personas pero sobre todo, creo yo, me hizo cometer la idiotez de no querer nada con nadie...

Claro está, la herida no era la culpable de mis decisiones, pero si influyó mucho en ellas. Finalmente, después de mucho tiempo decido darme la oportunidad de dejar de ser tan salvaje, de ser un poquito más sensible de, aunque sea minimamente, aferrarme a algo... la persona (hasta yo lo acepto) no es la más adecuada, pero bueno... en eso tampoco soy experta y no es el punto del momento...

Y resulta que por azares de la vida ahora la herida está otra vez ahí, no es como que sangre o supure alguna sustancia desagradable, es más bien una cicatriz, un poco fea diría yo, pero cicatriz al fin y al cabo, de esas que eventualmente pican o molestan, molestan porque no son importantes en la vida pero sí la marcaron en algún momento.

Entonces entro en una contradicción, no me importa, pero está ahí, me incomoda y no la puedo evitar, de hecho tal vez no quiera evitarla porque a una parte de mí le es indiferente, pero tengo una serie de preguntas que nadie me resolvió cuando me dijo que la identificara ¿Qué hago con ella?, ¿La ignoro?, ¿Puedo ser amigable y aprender a quererla de otra forma porque igual siempre será parte de mi vida?, ¿Tengo que odiarla?, ¿Tengo que enfrentarla?, ¿Perdonarla? (Aunque no sé si tendría que perdonarla por algo)

Demasiadas cuestionantes para algo que no sé cómo resolver o como manejar bien...

sábado, 9 de agosto de 2008

¡Me estreno como blogger! Y creo que en el momento apropiado de mi vida, cuando tengo tantas cosas que decir y sobre las cuales escribir...

Mis interiores intentos como blogger habían sido por completo frustrados por la rutina, la pereza e incluso por la obligación que representaba escribirlos (pobre Ana María Rodas, ella forzándome a escribir para que mejorara mi estilo y yo resistiéndome cual adolescente rebelde)

Ojalá no me pase lo mismo acá...